Por José Domingo Sosa, Ph.D.
El uso de los chats online se ha convertido en una actividad tan intensa en estos últimos años que son parte integral de nuestras vidas. No es extraño encontrar que durante el día les entregemos varias horas de nuestra existencia.
Toda persona que usa un celular inteligente o trabaja con una tablet o laptop pertenece a uno o varios grupos/chats que se organizan de acuerdo al círculo familiar, del trabajo, los vecinos, los compañeros de promoción del colegio y la universidad, etc.
Los grupos (chats) facilitan el intercambio de noticias, curiosidades encontradas online, videos, memes, felicitaciones por cumpleaños, aniversarios, comentarios sobre algún acontecimiento familiar, facilitan la organización de reuniones, colectas para ayudas, y hasta para compartir la difusión de artículos de prensa, revistas, tesis, ensayos, y cualquier cantidad de textos que sirvan a los participantes en el grupo. En fin, los chats son una excelente plataforma para compartir de todo con familiares y amigos.
Esta nueva forma para comunicarnos se ha convertido en algo bastante más que un medio de comunicación. Los chats son la nueva forma de sociabilizar, encontrar compañía y hasta como una vía de expresión emocional. Definitivamente que los chats son una representación cibernética de la realidad que hasta hace solamente unos pocos años atrás solíamos experimentar única y exclusivamente a través de las fiestas, los clubes, las iglesias y las reuniones deportivas.
Cómo todas las cosas nuevas los miembros de un chat se han ido adaptando y aprendiendo a convivir en ellos sin unas normas claras y por supuesto sin conocer a fondo las implicaciones psicológicas que esas convivencias pueden generar a cada uno de los participantes. La adaptación a la dinámica de los chat ha seguido una especie de proceso caracterizado por el método de “prueba y error”.
Nuestra vida siempre ha estado permanentemente rodeada de personas. Algunos están ahí como compañeros de trabajo, otros como compañeros de estudios, sin que hayamos puesto nada de nuestra parte. Otros están porque los hemos elegido. A todas esas personas las necesitamos para poder andar por el mundo en la misma medida en que ellos necesitan de nosotros también. Las necesitamos, sobre todo, para mirarnos en ellas como en un espejo, y poder saber así quiénes somos. Es decir, nos necesitamos tanto que sin ellos no tendríamos una conciencia clara de lo que somos ni probablemente de quiénes somos. Sin los otros carecemos de identidad. Y esas son palabras demasiado importantes para darles la espalda. Los chats electrónicos del siglo XXI nos ayudan a cultivar ese encuentro.
Por eso entre los cuatro instintos primarios de los seres humanos está el de agrupación. Los otros tres son: autoconservación, nutrición y reproducción. El instinto de agrupación presenta, cómo todo en la vida, sus virtudes y también sus inconvenientes o defectos. En el animal gregario están presentes los sentimientos de culpa y deber.
Sigmund Freud decía que en el instinto de agrupación (manada) pueden observarse las mismas fuerzas represivas del ego que el paciente manifiesta típicamente ante el analista en la psicoterapia. En otras palabras, el grupo siempre trata de evitar (reprimir) el profundizar en temas que le sean sensibles. El grupo se estremece ante la posibilidad de que sus sentimientos de miedos y culpas puedan surgir a través de algún tipo de discusión. Por eso es frecuente escuchar que en los chats es preferible no tratar asuntos relacionados con religión y política. Cada vez que se incurre en ese tipo de discusión el grupo se resiente.
Recordemos que la psicología es la ciencia que se preocupa de explorar las predisposiciones, los instintos, los motivos del individuo con sus acciones y sus relaciones con los que están más cerca de él. Es decir la relación de pareja, padre, hijo, alumno y amigo. Igualmente, la psicología se ocupa del comportamiento de grupos en dónde el individuo muestra características muy diferentes entre estar con pocos vs. acompañado por muchos.
¿Qué es, entonces, psicológicamente un 'grupo'? ¿Cómo adquiere esa capacidad para ejercer influir sobre la vida mental del individuo? ¿Y cuál es la naturaleza del cambio mental que el grupo impone al individuo?
Psicológicamente un grupo es, en sí mismo, un “Ser” formado por elementos heterogéneos, que por un momento son combinados, exactamente como las células que constituyen un cuerpo vivo y forman por su unión un nuevo ser que presenta características muy diferentes a las poseídas por cada una de las células individualmente.
Gustave Le Bon (1841–1931) dijo: 'La peculiaridad más llamativa presentada por un grupo es que independientemente de quiénes sean los individuos que integran al grupo, por parecidos o diferentes en sus modos de vida, sus ocupaciones, sus carácteres, o sus diferentes niveles de inteligencia, el hecho de que se juntan en un grupo, eso implica que están en posesión de una especie de psique colectiva que actúa, siente, y piensa de una manera muy diferente de lo que cada individuo normalmente es, siente, piensa y actúa si estuviera en privado."
Es fácil identificar cómo un individuo discute y actúa en un grupo/chat y cómo ese mismo individuo tiene un tono y actitud totalmente diferente cuándo discute en privado, fuera del grupo/chat. Lo difícil es encontrar cuáles son las razones que pueden explicarnos el porqué de esa diferencia.
Lo primero que debemos recordar para la identificación de esas diferencias entre grupo e individuo, es que la psicología moderna ha demostrado cómo los procesos inconscientes juegan un papel totalmente preponderante no sólo en la vida orgánica, sino también en la manifestación de las emociones y sentimientos.
La vida consciente de la mente es de poco impacto en comparación con su vida inconsciente. El analista más sutil o el observador más agudo, apenas logra descubrir un número muy reducido de cuáles son los motivos conscientes que determinan la conducta. Nuestros actos conscientes son el resultado de un sustrato inconsciente creado en la psique principalmente por las experiencias de la crianza y por la selección natural con sus arquetipos.
En el sustrato del inconsciente viven las comunes e innumerables características transmitidas de generación en generación, que constituyen el genio de la condición humana. Detrás de las causas declaradas de nuestros actos hay sin duda causas secretas que preferimos reservarnos, pero detrás de estas causas secretas hay muchas otras más secretas aún, que nosotros mismos ignoramos. La mayor parte de nuestras acciones diarias son el resultado de motivos ocultos que escapan a nuestra observación. En un grupo/chat la manifestación de esos motivos ocultos se multiplican exponencialmente si se les compara con situaciones fuera del grupo o en privado.
Un ejemplo de ese tipo de manifestación es que cuándo estamos en grupo uno se siente guapo y apoyado como quién experimenta un sentimiento de poder. Por eso uno relaja la conciencia y se deja llevar por los impulsos del inconsciente. Cosa que no habría sucedido si estuviera solo, más reflexivo y en consecuencia habría tenido que frenar obligatoriamente.
Entre los impulsos del inconsciente están las rabias reprimidas, los malos humores, envidias, frustraciones, problemas y traumas del pasado no resueltos ni atendidos respectivamente. En fin una serie de emociones negativas que se destapan bajo el embrujo de la poderosa energía que emana del grupo.
Otra forma de expresar la misma idea sería decir que en un grupo el individuo es expuesto a condiciones que le facilitan liberarse de las represiones de sus impulsos inconscientes. La mayoría de esas manifestaciones provienen del inconsciente en dónde todo lo que es malo en la mente humana está contenido como una predisposición. No es difícil comprender la desaparición de la conciencia o del sentido de la responsabilidad en estas circunstancias. Por esa razón es que Freud mantenía que "el temor a la sociedad es la esencia de lo que se llama conciencia". Cuándo ese temor se distrae por la energía del grupo, entonces, somos más inconscientes.
En ocasiones exagerar sobre un punto ayuda aclararnos un concepto. Freud se prestaba a ello con frecuencia y por eso advierto que lo que a continuación transcribo de él, fue escrito hace exactamente más de 100 años. Freud escribió:
[...] “por el mero hecho de formar parte de un grupo organizado, un hombre desciende varios peldaños en la escala de la civilización. Aislado, puede ser un individuo culto; en una multitud, es un bárbaro, es decir, una criatura que actúa por instinto. Posee la espontaneidad, la violencia, la ferocidad, y también el entusiasmo y el heroísmo de los seres primitivos. Luego se detiene especialmente en la disminución de la capacidad intelectual que experimenta un individuo cuando se funde en un grupo.” [...]
No conforme con esto, Freud, adicionalmente, nos recuerda una copla de Schiller que dice así:
“Cada uno, visto por sí mismo, es pasablemente astuto y perspicaz;
Cuando está in corpore, enseguida te das cuenta de que es un asno.”
Los sentimientos de un grupo/chat son simples o exagerados de manera que el grupo no conoce la duda ni la incertidumbre. Los sentimientos en un grupo/chat oscilan directamente entre extremos; si se expresa una sospecha, se transforma instantáneamente en una certeza incontrovertible; un asomo de antipatía se convierte en un odio furioso.
Como el grupo está inclinado a los extremos, sólo puede ser animado por estímulos fuertes. Cualquiera que desee producir un efecto sobre él no necesita un argumento lógico en sus comentarios; solamente debe utilizar marcadores de colores chillones, exagerar y repetir lo mismo una y otra vez.
Dado que los grupos no tienen dudas sobre lo que constituye la verdad o el error, además están conscientes de su propia gran fuerza y por eso tienden a ser un órgano intolerante. Respetan a los fuertes e irreverentes y solo pueden ser influenciados ligeramente por la bondad, que se considera simplemente como una forma de debilidad. Lo que exige de sus heróicos miembros es fuerza, o incluso violencia. Quieren ser gobernados y oprimidos y también temer a sus líderes. Fundamentalmente los grupos son de tendencia conservadora, y tienen una profunda aversión a las innovaciones y avances y un respeto ilimitado por la tradición. Por eso es que en los grupos grandes los conservadores son mucho más ruidosos que los liberales. Los liberales prefieren callar mientras que los conservadores religiosos constantemente expresan la palabra de Dios y muestran estampas con citas religiosas.
Para hacer un juicio correcto sobre la moral de los grupos, uno debe tomar en consideración el hecho de que cuando los individuos se juntan en un grupo, todas sus inhibiciones individuales tienden a desvanecerse y todos los instintos crueles, brutales y destructivos, que yacen latentes en los individuos como reliquias de una época primitiva, se agitan para encontrar expresión y gratificación gratuita.
La manipulación del lenguaje (palabras) y oportunismos son a veces utilizados por algunos miembros, auto investidos de autoridad, para controlar a los demás en el grupo. Esto es especialmente efectivo ya que la razón y los argumentos son incapaces de combatir ciertas palabras y fórmulas de manipulación utilizadas por el supuesto líder. Las palabras se pronuncian con solemnidad desde un púlpito y tan pronto como han sido pronunciadas, una expresión de respeto es visible en todos los participantes y las cabezas se inclinan buscando evitar conflictos. Resulta paradójico que solamente las personalidades más inseguras en el grupo son las que se atreven a realizar ese tipo de acciones. Generalmente, esas personas son las mismas que pretenden convencer a los demás de que ellos ostentan una sólida moral. Nadie que sea seguro de su moral y de sí mismo necesita manipular.
Los grupos nunca han tenido sed de la verdad. Exigen ilusiones y no pueden prescindir de ellas. Constantemente dan prioridad a lo irreal sobre lo real; están casi tan fuertemente influenciados por lo falso como por lo verdadero. Tienen una tendencia evidente a no distinguir entre los dos. El popular uso de la pornografía en algunos chats es un ejemplo de ello.
En lo que respecta al trabajo intelectual, sigue siendo un hecho que las grandes decisiones en el ámbito del pensamiento y los descubrimientos trascendentales y las soluciones de problemas solo son posibles para un individuo que trabaja independiente del grupo.
William McDougall, en su libro The Group Mind, comparte la tesis sobre la inhibición colectiva de la inteligencia en los grupos (p. 41). Dice que las mentes de inteligencia inferior hacen descender a las de orden superior a su propio nivel. Estos últimos están obstruidos en su actividad, porque en general una intensificación de la emoción crea condiciones desfavorables para un buen trabajo intelectual, y además porque los individuos están intimidados por el grupo y su actividad mental no es libre, y porque hay una disminución en cada individuo de su sentido de responsabilidad por su propias actuaciones.
Podemos concluir diciendo que definitivamente los grupos/chats son un interesante avance de la modernidad que nos permite socializar participando en una actividad que nos proporciona incuestionables beneficios psicológicos.
Esa socialización a través de la participación diaria y activa en el grupo/chat es lo que la psicología llama la energía de Eros y en el cristianismo cómo el Ágape. Es una necesidad humana, biológica y espiritual orientada a calmar la ansiedad existencial.
En los grupos/chats, conscientes o no, desahogamos ansiedad de diferente formas. Por eso sabemos que el inconsciente aflora con más facilidad en el grupo que si estuviéramos aislados. La represión de los impulsos es una condición que nos permite vivir en sociedad de manera que nuestro lado oscuro pueda ser bien administrado. Pero la represión extrema puede también ser dañina a nuestra salud mental. Por eso se hace obligatorio tratar de alcanzar un balance en dónde podamos ser auténticamente genuinos desahogándonos sin necesidad de ofender a los demás. Eso para cuándo nos expresamo. Pero igualmente, debemos controlar nuestra predisposición a condenar y censurar a quién tiene el valor de expresarse con libertad. Al final, es una conjunción de humildad y compasión la que puede lograr que el grupo/chat cumpla sus funciones ateas de Eros y cristianas de Agape.
Por todo lo dicho anteriormente podemos concluir con el famoso símil de Schopenhauer sobre los puercoespines pasando frío extremo durante el invierno. El decía que nadie debe tolerar un acercamiento demasiado íntimo a su prójimo y lo explicaba así:
“Un grupo de puercoespines se apiñaron muy juntos un frío día de invierno para aprovecharse mutuamente del calor de sus cuerpos y así salvarse de morir congelados. Pero luego sintieron las púas del otro, lo que los indujo a separarse nuevamente. Pero luego otra vez el frío y la necesidad de calor los acercó nuevamente, y una vez más se clavaron las espinas. De modo que fueron empujados hacia adelante y hacia atrás, una y otra vez, hasta que descubrieron una distancia media en la que podrían existir más tolerablemente.” ('Parerga und Paralipómenos, II. Teil, XXXI., 'Gleichnisse und Parabeln'.).
jdsosa (t) (2022)