Tuesday, July 26, 2022

 El Mito y las Escrituras


Por José Domingo Sosa, Ph.D.


A finales del período de la Ilustración hubo una especie de renacimiento e interés por los mitos. El centro más importante para la investigación de los mitos, se encontraba en Göttingen. Los principales protagonistas fueron Johann David Michaelis (1717-1791) y Christian Gottlob Heyne (1724-1812), quienes establecieron la investigación de los mitos como una subdisciplina de la filología en la biblioteca de la ciudad universitaria.


Según la hermenéutica histórico-crítica de Michaelis y Heyne, la Biblia ya no debía verse como algo que emerge de una revelación suprahistórica. Ambos investigadores compararon historias bíblicas con mitos no bíblicos, reconstruyendo la influencia de estos últimos sobre los primeros (un ejemplo es la hipótesis de Heyne de que la ley de Moisés surgió de fuentes egipcias). 


Heyne estaba particularmente interesado en la literatura de viajes que informa sobre los pueblos indígenas de África y América del Norte, y comparó sus mitos "primitivos" con la mitología griega. Heyne proponía que el pensamiento mítico pertenece a la “infancia” de la “naturaleza humana”, emergiendo de la absoluta ignorancia sobre lo que causa las cosas. Los mitos son para Heyne filosofemas o nociones prerracionales, protofilosóficas a través de las cuales los seres humanos primitivos intentaban explicar los fenómenos naturales. Giambattista Vico (1668–1744) vio en la cognición mítica una forma de curiosidad infantil que describe como “la hija de la ignorancia y la madre del saber”.


Con el surgimiento del darwinismo en las ciencias humanas (1859), la noción de que el mito representa una fase primitiva de desarrollo en la cultura humana recibe una nueva vigencia científica gracias a las ideas sobre la evolución de la cultura y a una investigación más sistemática sobre la culturas no europeas de naciones colonizadas. En este nuevo contexto, ahora dominado por el creciente prestigio de las ciencias naturales, el programa idealista-romántico de la nueva mitología de mediados del siglo XVIII desaparece casi por completo, antes de disfrutar de un resurgimiento estético tardío y relativamente aislado en la obra de Nietzsche, El Nacimiento de la Tragedia ( Geburt der Tragödie, 1872/1886). 


Una figura de transición clave en el estudio de los mitos al comienzo del darwinismo, es el filólogo alemán y estudioso del sánscrito Friedrich Max Müller (1823-1900), más conocido como Max Müller. Müller había asistido a las conferencias de Schelling sobre Filosofía de la Mitología en Berlín, pero en 1846 se fue de Alemania a Gran Bretaña para hacer uso de los manuscritos del Rigveda en poder de la Compañía Británica de las Indias Orientales. Esa visita de Müller a U.K. se convirtió en residencia permanente después que fuera nombrado profesor de Lenguas Modernas en Oxford en 1854.


Como erudito alemán que trabajaba en Gran Bretaña, Müller fue un divulgador de teorías sobre el lenguaje y el mito que, cómo mencionamos antes, ya estaba en boga en Alemania desde  mediados del siglo XVIII. Su trabajo decisivo fue su ensayo sobre "Mitología Comparada" (1856),  en donde Müller refleja la misma idea de la escuela de Göttingen en sus exponentes  Michaelis y Heyne, proponiendo que los mitos son respuestas primitivas a los fenómenos naturales. 


Müller considera que el componente narrativo del mito surgió de una escasez de sustantivos y un exceso de predicados en las lenguas antiguas. Cuando, por ejemplo, los antiguos "arios" se encontraron por primera vez con el sol, lo describieron como "el brillante, el que despierta, el corredor, el padre, el que da calor". Estas descripciones originalmente figurativas se transformaron gradualmente en sustantivos, que en sánscrito se asignan con un género masculino o femenino. A partir de ahí había sólo un pequeño paso hasta la elaboración de narraciones míticas que involucraban a dioses masculinos y femeninos.


El mito es, por lo tanto, la “sombra oscura que arroja el lenguaje sobre el pensamiento” porque surgió del uso excesivo de predicados figurativos, y los predicados más virulentos formaron la base de cuentos inverosímiles que solo sirvieron para oscurecer lo que originalmente habían sido simples descripciones de objetos naturales.


Resulta sumamente interesante la noción de Müller de que si todo el pensamiento humano depende del lenguaje, y si todo el lenguaje es hasta cierto punto figurativo o metafórico en lugar de puramente conceptual, entonces, incluso en la era moderna, el mito nunca desaparecerá. "Depende", escribe Müller, "hay mitología ahora como la hubo en la época de Homero, solo que no la percibimos, porque nosotros mismos vivimos en la sombra misma de ella". Es en este sentido que “toda la historia de la filosofía, desde Tales hasta Hegel” puede verse como “una protesta ininterrumpida del pensamiento contra el lenguaje”.


Las teorías del mito del siglo XX son bastante más radicales que las de finales de la era de la ilustración en Göttingen en 1770 y posteriormente con Müller y Darwin 1860. En el s.XX la verdadera función del mito puede ir desde la aceptación del mundo hasta el escape del mundo. En el caso de Freud y Jung,  por mucho que los dos difieran entre sí, ambos consideran que el tema del mito es la mente humana y consideran que la función del mito es la experiencia de esa mente. 


En conclusión podríamos decir que el mito sirve para aliviar la ansiedad sobre el mundo más que para explicar el mundo. Proporciona orientación y alivio precisamente a través de la narración de historias. Por eso es que las Santas Escrituras deben leerse no como documentos literalmente históricos que tratan de explicar el origen del mundo sino como un elemento espiritual que nos conecta con el misterio del mundo. La importancia del mito depende de la forma en que se cuenta y en cómo se adapta a las necesidades y preocupaciones cambiantes de la audiencia. En otras palabras la teoría del mito se adentra en el territorio de la teoría literaria y de la psicología. 


jdsosa (v) (2022)

Friday, July 15, 2022

 La Psicología de Grupos/Chats

Por José Domingo Sosa, Ph.D.


El uso de los chats online se ha convertido en una actividad tan intensa en estos últimos años que son parte integral de nuestras vidas. No es extraño encontrar que durante el día les entregemos varias horas de nuestra existencia. 


Toda persona que usa un celular inteligente o trabaja con una tablet o laptop pertenece a uno o varios grupos/chats que se organizan de acuerdo al círculo familiar, del trabajo, los vecinos, los compañeros de promoción del colegio y la universidad, etc.


Los grupos (chats) facilitan el intercambio de noticias, curiosidades encontradas online, videos, memes, felicitaciones por cumpleaños, aniversarios, comentarios sobre algún acontecimiento familiar, facilitan la organización de reuniones, colectas para ayudas, y hasta para compartir la difusión de artículos de prensa, revistas, tesis, ensayos, y cualquier cantidad de textos que sirvan a los participantes en el grupo. En fin, los chats son una excelente plataforma para compartir de todo con familiares y amigos.


Esta nueva forma para comunicarnos se ha convertido en algo bastante más que un medio de comunicación. Los chats son la nueva forma de sociabilizar, encontrar compañía y hasta como una vía de expresión emocional. Definitivamente que los chats son una representación cibernética de la realidad que hasta hace solamente unos pocos años atrás solíamos experimentar única y exclusivamente a través de las fiestas, los clubes, las iglesias y las reuniones deportivas.  


Cómo todas las cosas nuevas los miembros de un chat se han ido adaptando y aprendiendo a convivir en ellos sin unas normas claras y por supuesto sin conocer a fondo las implicaciones psicológicas que esas convivencias pueden generar a cada uno de los participantes. La adaptación a la dinámica de los chat ha seguido una especie de proceso caracterizado por el método de “prueba y error”.


Nuestra vida siempre ha estado permanentemente rodeada de personas. Algunos están ahí como compañeros de trabajo, otros como compañeros de estudios, sin que hayamos puesto nada de nuestra parte. Otros están porque los hemos elegido. A todas esas personas las necesitamos para poder andar por el mundo en la misma medida en que ellos necesitan de nosotros también. Las necesitamos, sobre todo, para mirarnos en ellas como en un espejo, y poder saber así quiénes somos. Es decir, nos necesitamos tanto que sin ellos no tendríamos una conciencia clara de lo que somos ni probablemente de quiénes somos. Sin los otros carecemos de identidad. Y esas son palabras demasiado importantes para darles la espalda. Los chats electrónicos del siglo XXI nos ayudan a cultivar ese encuentro. 


Por eso entre los cuatro instintos primarios de los seres humanos está el de agrupación. Los otros tres son: autoconservación, nutrición y reproducción. El instinto de agrupación presenta, cómo todo en la vida, sus virtudes y también sus inconvenientes o defectos. En el animal gregario están presentes los sentimientos de culpa y deber.  


Sigmund Freud decía que en el instinto de agrupación (manada) pueden observarse las mismas fuerzas represivas del ego que el paciente manifiesta típicamente ante el analista en la psicoterapia. En otras palabras, el grupo siempre trata de evitar (reprimir) el profundizar en temas que le sean sensibles. El grupo se estremece ante la posibilidad de que sus sentimientos de miedos y culpas puedan surgir a través de algún tipo de discusión. Por eso es frecuente escuchar que en los chats es preferible no tratar asuntos relacionados con religión y política. Cada vez que se incurre en ese tipo de discusión el grupo se resiente.  


Recordemos que la psicología es la ciencia que se preocupa de explorar las predisposiciones, los instintos, los motivos del individuo con sus acciones y sus relaciones con los que están más cerca de él. Es decir la relación de pareja, padre, hijo, alumno y amigo. Igualmente, la psicología se ocupa del comportamiento de grupos en dónde el individuo muestra características muy diferentes entre estar con pocos vs. acompañado por muchos. 


¿Qué es, entonces, psicológicamente un 'grupo'? ¿Cómo adquiere esa capacidad para ejercer influir sobre la vida mental del individuo? ¿Y cuál es la naturaleza del cambio mental que el grupo impone al individuo?


Psicológicamente un grupo es, en sí mismo, un “Ser” formado por elementos heterogéneos, que por un momento son combinados, exactamente como las células que constituyen un cuerpo vivo y forman por su unión un nuevo ser que presenta características muy diferentes a las poseídas por cada una de las células individualmente. 


Gustave Le Bon (1841–1931) dijo: 'La peculiaridad más llamativa presentada por un grupo es que independientemente de quiénes sean los individuos que integran al grupo, por parecidos o diferentes en sus modos de vida, sus ocupaciones, sus carácteres, o sus diferentes niveles de inteligencia, el hecho de que se juntan en un grupo, eso implica que están en posesión de una especie de psique colectiva que actúa, siente, y piensa de una manera muy diferente de lo que cada individuo normalmente es, siente, piensa y actúa si estuviera en privado." 


Es fácil identificar cómo un individuo discute y actúa en un grupo/chat y cómo ese mismo individuo tiene un tono y actitud totalmente diferente cuándo discute en privado, fuera del grupo/chat. Lo difícil es encontrar cuáles son las razones que pueden explicarnos el porqué de esa diferencia. 


Lo primero que debemos recordar para la identificación de esas diferencias entre grupo e individuo, es que la psicología moderna ha demostrado cómo los procesos inconscientes juegan un papel totalmente preponderante no sólo en la vida orgánica, sino también en la manifestación de las emociones y sentimientos.  


La vida consciente de la mente es de poco impacto en comparación con su vida inconsciente. El analista más sutil o el observador más agudo, apenas logra descubrir un número muy reducido de cuáles son los motivos conscientes que determinan la conducta. Nuestros actos conscientes son el resultado de un sustrato inconsciente creado en la psique principalmente por las experiencias de la crianza y por la selección natural con sus arquetipos. 


En el sustrato del inconsciente viven las comunes e innumerables características transmitidas de generación en generación, que constituyen el genio de la condición humana. Detrás de las causas declaradas de nuestros actos hay sin duda causas secretas que preferimos reservarnos, pero detrás de estas causas secretas hay muchas otras más secretas aún, que nosotros mismos ignoramos. La mayor parte de nuestras acciones diarias son el resultado de motivos ocultos que escapan a nuestra observación.  En un grupo/chat la manifestación de esos motivos ocultos se multiplican exponencialmente si se les compara con situaciones fuera del grupo o en privado.


Un ejemplo de ese tipo de manifestación es que cuándo estamos en grupo uno se siente guapo y apoyado como quién experimenta un sentimiento de poder. Por eso uno relaja la conciencia y se deja llevar por los impulsos del inconsciente. Cosa que no habría sucedido si estuviera solo, más reflexivo y en consecuencia habría tenido que frenar obligatoriamente. 


Entre los impulsos del inconsciente están las rabias reprimidas, los malos humores, envidias, frustraciones, problemas y traumas del pasado no resueltos ni atendidos respectivamente. En fin una serie de emociones negativas que se destapan bajo el embrujo de la  poderosa energía que emana del grupo. 


Otra forma de expresar la misma idea sería decir que en un grupo el individuo es expuesto a condiciones que le facilitan liberarse de las represiones de sus impulsos inconscientes. La mayoría de esas manifestaciones  provienen del inconsciente en dónde todo lo que es malo en la mente humana está contenido como una predisposición. No es difícil comprender la desaparición de la conciencia o del sentido de la responsabilidad en estas circunstancias. Por esa razón es que Freud mantenía que "el temor a la sociedad es la esencia de lo que se llama conciencia". Cuándo ese temor se distrae por la energía del grupo, entonces, somos más inconscientes. 


En ocasiones exagerar sobre un punto ayuda aclararnos un concepto. Freud se prestaba a ello con frecuencia y por eso advierto que lo que a continuación transcribo de él, fue escrito hace exactamente más de 100 años. Freud escribió:


[...] “por el mero hecho de formar parte de un grupo organizado, un hombre desciende varios peldaños en la escala de la civilización. Aislado, puede ser un individuo culto; en una multitud, es un bárbaro, es decir, una criatura que actúa por instinto. Posee la espontaneidad, la violencia, la ferocidad, y también el entusiasmo y el heroísmo de los seres primitivos. Luego se detiene especialmente en la disminución de la capacidad intelectual que experimenta un individuo cuando se funde en un grupo.” [...]


No conforme con esto, Freud, adicionalmente, nos recuerda una copla de Schiller que dice así: 

“Cada uno, visto por sí mismo, es pasablemente astuto y perspicaz;

Cuando está in corpore, enseguida te das cuenta de que es un asno.”


Los sentimientos de un grupo/chat son simples o exagerados de manera que el grupo no conoce la duda ni la incertidumbre. Los sentimientos en un grupo/chat oscilan directamente entre extremos; si se expresa una sospecha, se transforma instantáneamente en una certeza incontrovertible; un asomo de antipatía se convierte en un odio furioso.


Como el grupo está inclinado a los extremos, sólo puede ser animado por estímulos fuertes. Cualquiera que desee producir un efecto sobre él no necesita un argumento lógico en sus comentarios; solamente debe utilizar marcadores de colores chillones, exagerar y repetir lo mismo una y otra vez. 


Dado que los grupos no tienen dudas sobre lo que constituye la verdad o el error, además están conscientes de su propia gran fuerza y por eso tienden a ser un órgano intolerante. Respetan a los fuertes e irreverentes y solo pueden ser influenciados ligeramente por la bondad, que se considera simplemente como una forma de debilidad. Lo que exige de sus heróicos miembros es fuerza, o incluso violencia. Quieren ser gobernados y oprimidos y también temer a sus líderes. Fundamentalmente los grupos son de tendencia conservadora, y tienen una profunda aversión a las innovaciones y avances y un respeto ilimitado por la tradición. Por eso es que en los grupos grandes los conservadores son mucho más ruidosos que los liberales. Los liberales prefieren callar mientras que los conservadores religiosos constantemente expresan la palabra de Dios y muestran estampas con citas religiosas.


Para hacer un juicio correcto sobre la moral de los grupos, uno debe tomar en consideración el hecho de que cuando los individuos se juntan en un grupo, todas sus inhibiciones individuales tienden a desvanecerse y todos los instintos crueles, brutales y destructivos, que yacen latentes en los individuos como reliquias de una época primitiva, se agitan para encontrar expresión y gratificación gratuita.


La manipulación del lenguaje (palabras) y oportunismos son a veces utilizados por algunos miembros, auto investidos de autoridad, para controlar a los demás en el grupo. Esto es especialmente efectivo ya que la razón y los argumentos son incapaces de combatir ciertas palabras y fórmulas de manipulación utilizadas por el supuesto líder. Las palabras se  pronuncian con solemnidad desde un púlpito y tan pronto como han sido pronunciadas, una expresión de respeto es visible en todos los participantes y las cabezas se inclinan buscando evitar conflictos. Resulta paradójico que solamente las personalidades más inseguras en el grupo son las que se atreven a realizar ese tipo de acciones. Generalmente, esas personas son las mismas que pretenden convencer a los demás de que ellos ostentan una sólida moral. Nadie que sea seguro de su moral y de sí mismo necesita manipular.  


Los grupos nunca han tenido sed de la verdad. Exigen ilusiones y no pueden prescindir de ellas. Constantemente dan prioridad a lo irreal sobre lo real; están casi tan fuertemente influenciados por lo falso como por lo verdadero. Tienen una tendencia evidente a no distinguir entre los dos. El popular uso de la pornografía en algunos chats es un ejemplo de ello.


En lo que respecta al trabajo intelectual, sigue siendo un hecho que las grandes decisiones en el ámbito del pensamiento y los descubrimientos trascendentales y las soluciones de problemas solo son posibles para un individuo que trabaja independiente del grupo. 


William McDougall, en su libro The Group Mind, comparte la tesis sobre la inhibición colectiva de la inteligencia en los grupos (p. 41). Dice que las mentes de inteligencia inferior hacen descender a las de orden superior a su propio nivel. Estos últimos están obstruidos en su actividad, porque en general una intensificación de la emoción crea condiciones desfavorables para un buen trabajo intelectual, y además porque los individuos están intimidados por el grupo y su actividad mental no es libre, y porque hay una disminución en cada individuo de su sentido de responsabilidad por su propias actuaciones.


Podemos concluir diciendo que definitivamente los grupos/chats son un interesante avance de la modernidad que nos permite socializar participando en una actividad que nos proporciona incuestionables beneficios psicológicos.  


Esa socialización a través de la participación diaria y activa en el grupo/chat es lo que la psicología llama la energía de Eros y en el cristianismo cómo el Ágape. Es una necesidad humana, biológica y espiritual orientada a calmar la ansiedad existencial. 


En los grupos/chats, conscientes o no,  desahogamos ansiedad de diferente formas. Por eso sabemos que el inconsciente aflora con más facilidad en el grupo que si estuviéramos aislados. La represión de los impulsos es una condición que nos permite vivir en sociedad de manera que nuestro lado oscuro pueda ser bien administrado. Pero la represión extrema puede también ser dañina a nuestra salud mental. Por eso se hace obligatorio tratar de alcanzar un balance en dónde podamos ser auténticamente genuinos desahogándonos sin necesidad de ofender a los demás. Eso para cuándo nos expresamo. Pero igualmente, debemos controlar nuestra predisposición a condenar y censurar a quién tiene el valor de expresarse con libertad. Al final, es una conjunción de humildad y compasión la que puede lograr que el grupo/chat cumpla sus funciones ateas de Eros y cristianas de Agape.  


Por todo lo dicho anteriormente podemos concluir con el famoso símil de Schopenhauer sobre los puercoespines pasando frío extremo durante el invierno.  El decía que nadie debe tolerar un acercamiento demasiado íntimo a su prójimo y lo explicaba así:


“Un grupo de puercoespines se apiñaron muy juntos un frío día de invierno para aprovecharse mutuamente del calor de sus cuerpos y así salvarse de morir congelados. Pero luego sintieron las púas del otro, lo que los indujo a separarse nuevamente. Pero luego otra vez el frío y la necesidad de calor los acercó nuevamente, y una vez más se clavaron las espinas. De modo que fueron empujados hacia adelante y hacia atrás, una y otra vez, hasta que descubrieron una distancia media en la que podrían existir más tolerablemente.”  ('Parerga und Paralipómenos, II. Teil, XXXI., 'Gleichnisse und Parabeln'.).


jdsosa (t) (2022)


Wednesday, July 6, 2022


La Psicología Profunda y la Fe


Por José Domingo Sosa, Ph.D.


El enfoque de la psicología profunda (Depth Psychology) para la comprensión de la fe, ofrece explicaciones en términos de parámetros psicológicos como son impulsos, emociones, deseos, sentimientos, expresiones arquetipales y culturales, que manifiestan los individuos y las organizaciones de fe. La psicología profunda considera a la fe como un fenómeno natural, una función de nuestra naturaleza psicológica, por lo tanto, critica la visión cristiana de la fe como un encuentro sobrenatural. 


Si el hombre es un ser pensante y racional, ¿qué lo inclina e impulsa a creer en afirmaciones sin fundamentos lógicos y razonables como es la existencia de Dios? Será entonces que el hombre es más bien, un ser emocional / simbólico antes que uno racional? En todo caso, racional o simbólico ambas características son materia de estudio para la psicología.

Una instancia que confirma la relación psicológica del hombre con la fe, es la necesidad de este en asegurarse que el avance de la ciencia  no desmienta la existencia de Dios. Si la existencia de Dios es un acto de fe personal e individual de cada hombre, ¿cuál es el temor a la ciencia y sus descubrimientos?

La historia está llena de ejemplos de hombres de ciencia que fueron duramente perseguidos por las distintas religiones monoteistas, al punto de que muchos de ellos fueron enjuiciados, condenados, excomulgados, exilados y execrados por sus descubrimientos científicos y filosóficos. Algunos nombres nos podrán recordar esos violentos episodios en contra de la ciencia: Copérnico, Kepler, Galileo, Spinoza, Bacon, Darwin y Haeckel son solo algunos entre muchos otros. 

Afortunadamente, la iglesia católica ha ido adaptándose políticamente a los cambios culturales a través de los tiempos, aunque lentamente, pero eso en nada modifica los fundamentos emocionales de su naturaleza u origen psicológico. Las desproporcionadas manifestaciones psicológicas de los musulmanes ante la modernización y la ironía popular que hace burla de sus costumbres es solo comparable a los horribles tres siglos de la inquisición católica.   

Sin duda alguna los cambios que estamos viviendo en nuestros tiempos son significativos y definitivamente nos impactan a todos. No obstante, esos cambios son universales y todos somos testigos de ellos para nuestro beneficio y también detrimento.  Pero no es necesario que el tema sea de tipo religioso para observar que algunas personas de fe reaccionan negativamente en contra cualquier tema de conversación y también en contra sus expositores aun cuando no se mencione a la fe pero pueda relacionarse indirectamente con ella. Y uno se pregunta, ¿Será entonces verdad que estos cambios pueden efectivamente poner en duda a sus creencias religiosas? 

Los no creyentes  tienen, generalmente, una mentalidad liberal y abierta. Un neurocientífico en su laboratorio en la universidad ni siquiera piensa en las causalidades religiosas de su trabajo científico. Posiblemente no entienda nada de eso. Pero basta que apenas alguien comente a un católico o musulman los avances del trabajo de ese neurólogo, p.e..que el concepto celestial del alma pueda ser ahora explicado como solamente una función más del CPU cerebral, entonces les resulta inaceptable y suficiente para que el devoto desate su furia tal cual como lo habría hecho Yahvé en contra de los demonios bíblicos. 

A Jean Jacke Rousseau lo desprecián las personas conservadoras y religiosas por haber sido uno de los fundadores del liberalismo político aun cuándo fue un hombre religioso. ¿de qué forma las ideas liberales y seculares afectan la fe de los creyentes personalmente? 

El caso es que aquellos devotos que efectivamente sí se sienten amenazados y reaccionan violentamente ante la sola mención de cualquier evento nuevo o conversación contraria a los dogmas de su fe, directa o indirectamente, definitivamente si padecen de algún tipo de inseguridad psicológica de la personalidad. Si no es inseguridad en la fe entonces es inseguridad personal, pero lo más seguro es que la segunda, es decir una personalidad insegura, es la que  determina a la primera. Esa es la condición natural que la psicología profunda le asigna a la fe. La fe es parte integral del sosten psicológico del ser humano. Por eso es que algunas veces oímos decir que el ser humano es un ser religioso. Si no es de fe en algo sobre natural entonces lo será en el ejercicio de su profesión u oficio y hasta en algunos casos en un deporte como sucede con los fanáticos del futból. Creer en algo es una parte fundamental del soporte psicológico del individuo para el fortalecimiento de su autoestima.

Específicamente, en el primer caso o la inseguridad por dudas de la fe, o lo que en el cristianismo llaman dudas no concientizadas sobre la existencia de Dios, sobre ese tema, yo poco puedo comentar. Querer creer en una deidad, seguir devotamente todos los ritos y mandamientos morales de la iglesia y al mismo tiempo vivir bajo la sombra de la duda sobre la existencia de Dios, (claro está de forma inconsciente), debe ser algo muy difícil para poder vivir en paz. Mi único comentario al respecto es una observación que he podido confirmar una y otra vez. Generalmente estas  personas constituidas en cruzados de los dogmas se caracterizan por ser, entre las personas de fe, las que más conocen sobre la teología cristiana, sus doctrinas y por supuesto todas las escrituras. Nadie ha invertido más tiempo y recursos que ellos para hacerse de ese conocimiento. Es como el hijo que fervorosamente ha dedicado toda su energía, tiempo y amor a venerar a su padre biológico. 

Sigmund Freud fue el primer psicólogo que se pronunció sobre la fe.  Las ideas más conocidas de Freud sobre la fe se centran en el deseo del individuo de tener una figura paterna protectora con la que se siente identificado. En uno de sus textos describe lo que la religión se compromete y ofrece hacer por las personas y Freud lo explica con las siguientes palabras:

“Les ofrece una historia sobre el origen y la existencia del universo, les asegura protección y la felicidad en los altibajos de la vida, dirige sus pensamientos y acciones por preceptos morales que establece con toda su autoridad. Así cumple tres funciones … satisface la sed humana de conocimiento; calma el temor que los hombres sienten ante los peligros y vicisitudes de la vida, cuando les asegura un final feliz y además les ofrece consuelo en la infelicidad de sus sufrimientos…”.

Ser inseguros y por ende cuidadores de nuestra autoestima es algo normal y hasta indispensable. A veces somos posesivos sin quererlo ser. Pero la dinámica resulta muy distinta cuando actuamos en función de las inseguridades. Es decir, cuando la inseguridad toma el control de la persona y la hace actuar de forma inesperada o anormal en lo que respecta a la estética y ética esperada por la sociedad.  Es típico de las personas inseguras  no poder identificar su ansiedad y miedo y peor aún, siempre fingen poseer una profunda confianza.  Por eso, a menudo, se vuelven manipuladores y con tendencias narcisistas. Sus esfuerzos manipuladores para encubrir sus inseguridades solo los hacen sentir menos amados, valorados y aceptados, y eso es exactamente lo contrario de lo que realmente desean. La forma reaccionaria y hasta violenta que emplean para defenderse es tratando que los demás se sientan inseguros e inferiores. Esto se conoce como el complejo de inferioridad, teorizado por el psicoanalista vienés Alfred Adler. 

Según Adler, las personas que se sienten inferiores pasan sus días compensando a través de lo que él llama 'luchar por la superioridad'". Estos individuos, que constantemente se sienten inseguros en sus mentes, sólo pueden experimentar la felicidad “haciendo que los demás sean decididamente infelices”. Para Adler, este intenso impulso de sentirse superior se basa en el núcleo de la conocida neurosis psicológica.

El individuo con personalidad insegura necesita de atención, validación y admiración constante. Lamentablemente esas pretensiones pueden incluso afectar su reputación social y sus relaciones creando así una especie de torbellino emocional del tipo “borderline”. Por eso se ven impulsados a hacer que los demás se sientan inferiores de forma que ellos entonces se sientan superiores y todo esto alimentado por la energía de su baja autoestima y rasgos narcisistas. Es frecuente encontrar entre esas personas inseguras un común denominador; son personas solitarias que poco a poco el sistema con la colaboración de ellos mismos los va empujando hacia un lugar muy oscuro. 

Carl Jung, por ejemplo, habla muy positivamente de la fe, pero según él, Dios es una construcción psicológica que refleja una imagen de nuestro Ser. El sentido de lo numinoso, de asombro que podemos experimentar al estar en relación con Dios es, en consecuencia, lo que uno siente cuando se encuentra con las profundidades de su propia mente, que es poderosa y siente que está más allá de nuestro control. 

Esa descripción que nos ofrece Jung, sobre el sentido numinoso, de asombro ante el misterio de la vida es con frecuencia volcada hacia una conexión con Dios, privada, íntima y directa. Es una especie de proyección de la buena conciencia del hombre hacia una figura divina. 

Tengo un amigo que es muy devoto de su religión. Sobre todo a  su conexión con Dios. Siempre me intrigó la fuerza de su devoción de cara a su trabajo como destacado científico de la medicina. Con el tiempo pude observar su fascinación con los avances de la ciencia y la tecnología y cómo todo eso no hacía mella en su fe. Alguien podría pensar que él vive bajo una contradicción, o que no es auténtico hacia uno de esos dos lados opuestos. Pero la respuesta es definitivamente una sola. Mi amigo está muy claro de su pasión por la ciencia y por su devoción a Dios. La clave o su secreto consiste en que él tiene una conexión íntima y privada con Dios. Nadie ni nada puede interponerse entre él y su Dios. Por eso ese hombre de ciencia no vive en una paradoja. La paradoja que algunos podríamos, superficialmente, haber pensado estar presente en su vida; no existe. El mundo cambia, avanza, progresa y él avanza con el mundo al mismo ritmo como si nada más estuviera sucediendo. Nada puede atentar contra su fe. Su fe es tan auténtica y real que no necesita pruebas, raciocinios o excusas. Esa claridad en su vida material y espiritual es el Holy Grail de la estabilidad psicológica de un ser humano auténtico que practica su espiritualidad a través de la caridad hacia los demás. Ese es el reconocimiento de que su existencia requiere de una conexión psicológica con el misterio que significa vivir. Su religiosidad no es dogmática ni institucional. No es intelectual pero si intuitiva.  

Para el ser humano su poderosa capacidad psicológica/cognitiva es un arma de doble filo que implica una existencia complicada entre símbolos y circunstancias que giran a su alrededor que lo pueden atormentar o hacer feliz. El hombre dispone de la fe y la ciencia, entre muchos otros aspectos culturales, para vivir su existencia libre, en armonía y lograr manifestar sus potencialidades creativas. Mientras más consciente de esto estamos, mejor comprensión y uso podremos hacer de nuestra psicología que reconoce a la vida cómo un misterio y la representa con una conexión íntima con su Dios/Self.

J.D.Sosa (2022) (d)

Sunday, May 29, 2022

 Tiempo de Cambios en Turbulencia


Por: José Domingo Sosa, Ph.D.


Hitler culpó a los judíos, Trump a los inmigrantes mejicanos y musulmanes, Putin a la OTAN y Ucrania; el Foro de Sao Paulo culpa a los ricos y poderosos, y el Foro de Madrid a los comunistas y progres. 


Pero la verdad es que todos los mencionados utilizan a esos culpables como cortinas de humo para ocultar cuál es la verdadera agenda de ellos. La agenda de todos sin excepción es la conquista del poder para imponer agendas autocráticas y colonizadoras de los sentimientos individuales de los hombres. La proyección en chivos expiatorios es solamente una forma de aterrorizar y confundir a las masas  para llevarlas como rebaños de ovejas hacia la imposición de sus agendas. 


Así como Trump culpó a los musulmanes para infundir miedo entre los votantes americanos, el Foro de Sao Paulo culpa a los ricos para crear resentimiento entre los pobres, ganar sus votos y llegar al poder. Organizaciones cómo el Foro de Madrid (neo-franquismo) asocian a los criminales y comunistas autócratas  cómo Chavez y Maduro con los progres para igualmente causar confusión y asustar a los votantes para ellos así alcanzar el poder y promover sus agendas contra el aborto y las preferencias de género. 


En el fondo todos están condenados al fracaso y por eso es que los progresistas y liberales que fundaron, dirigen y trabajan en FaceBook, Google, Amazon y Apple detentan ahora el control del mundo. Ese control lo alcanzaron con el talento de las individualidades de los hombre y mujeres nuevos que llaman liberal o progre, con la apertura a todas las razas, el respeto a las preferencias de género y el rechazo de mitologías colonizadoras del espíritu humano. 


Las organizaciones políticas que continúan viendo al mundo cómo una lucha ideológica entre  comunismo vs capitalismo, cristianismo vs secularismo cada día que pasa se alejan más del mingo.  El comunismo quedó herido de muerte hace más de 30 años con la caída del muro de Berlín en 1989. Los regímenes fascistas de extrema derecha asociados con la iglesia Católica ultra conservadora comenzaron un lento pero sostenido descenso a la tumba con la muerte del General Franco en España. 


A partir de comienzos del siglo XXI la revolución tecnológica confirmó la caída y muerte del comunismo, el desinterés de los fieles en la mitología judeocristiana y en fin todas las mitologías del pasado. Todas siguen nominalmente existiendo pero sin efecto alguno en las masas activas. Todos aquellos que todavía se hacen llamar comunistas son simplemente autócratas criminales, Chavez, Lula y Maduro son solamente tres ejemplos. Igualmente los políticos que levantan rosarios, cruces y libros sagrados en sus manos sólo llegan alcanzar a minorías encerradas en el pasado. 


Dentro de no menos 30 años los avances en inteligencia artificial (IA) y la biotecnología aumentarán la brecha del poder que actualmente ya poseen las grandes empresas de tecnología. El comunismo será una referencia histórica y la moral cristiana una metáfora dinosaurica.


La turbulencia socio-cultural que actualmente vive el planeta no es una consecuencia de infiltrados comunistas y decontruccionistas transnochados en las instituciones académicas y políticas del mundo entero. Esa turbulencia es la revolución tecnológica imponiendo la transvaloracion de la moral de la que tanto habló Nietzsche en el siglo XIX. 


Se engañan todos aquellos que aún piensan que los movimientos de la liberación socio-cultural que tanto los escandaliza son productos del fantasma del activismo comunista que efectivamente existió hasta hace 50 años pero que ahora sólo existe como careta para criminales. Llaman comunistas a las nuevas generaciones progres porque ni siquiera han logrado identificar quién es el verdadero enemigo de ellos. El enemigo de los ultra conservadores creyentes en mitologías que no sobrevivieron al cambio, es en primer lugar la misma mitología y detrás de esta la tecnología que ellos mismos disfrutan y utilizan a diario. 


La tecnología con su velocidad y abundancia de información ha creado a una nueva generación de ciudadanos. Nadie puede conquistar a esa nueva generación con mitologías que en nada se relacionan con la lógica del mundo tecnológico. 


El avance tecnológico es imparable e incontrolable. El estilo de vida que impone tampoco es controlable por elementos de poder anclados en el pasado.  La sociedad que está surgiendo no se rige por principios encerrados en formas de vida que las nuevas generaciones ni siquiera logran entender y visualizar. En la nueva sociedad no existen chivos expiatorios a quien apuntar con el dedo. Solamente aquellas normas que benefician a todos, como la regla de oro, son adoptadas para el beneficio colectivo. Paulatinamente irán surgiendo nuevas reglas morales, ahora llamados protocolos, al igual que lo hace la tecnología de block-chain y algoritmos generados por la misma inteligencia artificial. 


El historiador y filósofo hebreo, Yuval Harari afirma, que el siglo XXI desafía a la humanidad de nuevas maneras. Nos enfrentamos a enormes oportunidades y peligros nuevos. La pregunta más importante en la economía de hoy es ¿para qué necesitamos personas en la economía? Ya que es probable que las computadoras puedan realizar los trabajos del hombre aún mejor que ellos. Por primera vez en la historia enfrentamos esa pregunta. El valor económico más básico de los humanos está siendo puesto en duda. Y nadie tiene una idea real de cómo será el mercado laboral dentro de 30 años. ¿Para qué serán necesarios los humanos, o al menos la mayoría de los ellos?. 


Nadie parece poder contestar a esa pregunta hoy.  Y para colmo las grandes tradiciones como el islam, el cristianismo, el judaísmo, etc., no tienen nada relevante que decir sobre estos temas. No tienen respuestas a preguntas como esa porque ni siquiera entienden la pregunta. Resulta imposible encontrar ni siquiera orientación en los viejos libros sagrados escritos hace miles de años. Las personas que escribieron esos libros no sabían nada sobre genética, ni nanotecnología o computadoras. Y peor aún parece que la inspiración de todos esos viejos sabios, es decir, el Espíritu Santo ni siquiera pudo predecir el futuro. Entonces, ¿Cómo podemos esperar obtener respuestas a estas preguntas de personas que no saben nada sobre esos temas? 


Ahora bien, es cierto que si nos vamos por las mayorías, hay muchas más personas hoy en el planeta que continúan pensando en términos mitológicos  que en nanotecnología o genética. Pero la historia no se hace con los grandes números. No se necesitó de mucha gente para realizar los grandes cambios históricos. Si nos remontamos a la última gran revolución tecnológica y económica que arrasó el mundo, es decir la Revolución Industrial del siglo XIX, fue realizada por muy pocas personas. Sin embargo, la mayoría de la gente en ese siglo estaba mucho más interesada en la Biblia y el Corán que en las máquinas de vapor, los ferrocarriles o las minas de carbón.


En conclusión podríamos afirmar que, China, el Islam radical en Europa, el Foro de Sao Paulo en Latinoamérica y las grandes protestas de movimientos sociales e ideologías de derecha e izquierda en todo el mundo, todos sin excepción, no representan una alternativa o reto relevante en contra del liberalismo tecnológico. Esto no significa que el liberalismo tecnológico sea la mejor alternativa para el mundo. Pero el liberalismo tecnológico no cambiará por las acciones que sus oponentes están realizando en Roma, Madrid, Sao Paulo, Pekín, Siria, Washington D.C., sino por los algoritmos y acciones que la gente está desarrollando en Silicon Valley, en Google, FaceBook, en el Instituto Tecnológico de Massachussets, Disney, Harvard,  Amazon y Apple Inc., entre muchas otras instituciones seculares. 


jdsosa (s) (2022)



Saturday, May 21, 2022

 



Se Solicitan Palabras Nuevas



El mundo en que vivimos hoy, le pide a gritos al lenguaje, nuevo términos que permitan expresar correctamente el significado de las innovaciones por la revolución tecnológica. Ahora hacemos algunas cosas que se parecen a unas anteriores al surgimiento de las redes-sociales en internet y las llamamos iguales  pero sus significados son distintos. 


De hecho, algunas de esas viejas costumbres y acciones ya ni siquiera existen o han sido reemplazadas por nuevas versiones electrónicas. Las nuevas versiones de esas acciones y costumbres en nada se parecen a las reemplazadas,  pero por falta de términos en el lenguaje  para diferenciarlas, continuamos  usando  palabras que creemos expresan lo mismo y lamentablemente no lo hacen. 


Un ejemplo de lo anterior es la palabra “Opinión”. 


En nuestra rutina diaria anterior al advenimiento de las redes sociales opinar era algo que hacíamos principalmente de dos maneras: una privada informal y otra pública formal. 


La opinión privada e informal es la típica que hacemos en una conversación con un amigo, un familiar o con un compañero de trabajo. Expresamos  esas opiniones personales en la mesa mientras almorzamos, en el carro manejando con un amigo y por supuesto en el teléfono. No requieren ningún tipo de comprobación, prueba o respaldo formal. Es la típica opinión casual.


Igualmente, siempre han existido las opiniones personales publicas serias, profesionales y hasta académicas. Es decir opiniones bien informadas o formales expresadas para el público a través de un artículo de prensa, un memorándum dentro de la empresa o una opinión jurídica al foro de los abogados. 


Ambos tipos de opiniones personales, es decir, privadas y públicas, continúan por supuesto realizándose pero ahora en estos tiempos que vivimos entre las redes sociales, tendemos a expresar lo que pensamos online de forma casual e indiscriminada pero en público . 


Per eso las opiniones que expresamos en las redes sociales y particularmente en los grupos de WhatsApp son híbridas por cuanto son privadas y también públicas. Es una nueva forma de decir las cosas, o quizás mejor sería decir, es un nuevo sitio para decir las cosas que no se corresponde con ninguno de los significados que el lenguaje le asigna etimológicamente a la palabra opinión. 


Cuando en uno de esos grupos en WhataApp de 100 o hasta 2000 miembros en FaceBook uno de los participantes dice “mi opinión es que los republicanos son todos unos fanáticos religiosos” está dando una opinión personal con tono privado pero en público. Es decir una opinión casual, informal, no documentada pero ahora dicha en público como aquellas que se hacían en las páginas de opinión de los periódicos, o en programas de radio, o en un memorándum a todo el personal de la empresa o en una conferencia TED que requieren  una rigurosa formalidad en dónde lo que se opina está totalmente respaldado con hard data. 


Para este nuevo tipo de opinión personal e informal expresada en público se requiere del lenguaje un nuevo término o palabra que describa esa dualidad privada e informal pero también en público. 


De pronto podríamos sugerir que la nueva palabra para describir una opinión personal e informal delante de un público, podría ser, al mejor estilo del filósofo aleman Martin Heidegger,  una de esas palabras alemanas largas que en Castellano podríamos traducir como “miperragana”(*). 


En consecuencia al expresar algo en un chat de WhatsApp o en FaceBook podría escribirse algo asi:


“De acuero a miperragana los republicanos son generalmente gente con tendencia a ser fanáticos religiosos”.


De esa forma ya todos los miembros del chat saben que quien expresó esa frase lo hace sin la más mínima, es decir,  N.P.I. de lo que está diciendo. Generalmente no está bien informado, no obedece a la lógica del mundo real y lo dice porque, cómo la palabra lo indica, “le da su perra gana”. Esa sería precisamente el origen etimológico que explicaría a la nueva palabra.


Dicho de otra forma, lo que expresó ese miembro del chat no es una opinión personal privada  ni tampoco pública cómo se les conocía a través del buen uso tradicional del Castellano. Eso simplemente fue un perraganadismo.


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(*) Perraganadismo: Sustantivo. Venezolanismo. Modalidad opinática que se expresa comúnmente  a través de las redes sociales y no requiere de comprobación, datos, o documentación que le den sustento fáctico o teórico. Sinónimo: hablapajismo.


Jdsosa (p) (2022)


 Gnothi Seauton


Por José Domingo Sosa, Ph.D.


Una cosa que odio de los regímenes totalitarios tanto fascistas como comunistas, entre muchas otras, es el adoctrinamiento que el Estado impone a los habitantes de sus naciones. Lamentablemente eso mismo puede también suceder en sistemas democráticos y capitalistas. 


Yo nací y crecí en democracia e igualmente fui adoctrinado por mi familia y educadores dentro del cristianismo. Mientras crecí, apenas me mencionaron, y sólo sutilmente, que fue la evolución, pero sí me enseñaron e impusieron hasta la saciedad los textos bíblicos, los credos y dogmas de la iglesia Católica. En otras palabras para cuando llegué a ser un adulto, me habían hecho creer y adorar una historia inventada por el hombre hace apenas 3000 años y simultáneamente me ocultaron la verdad y realidad sobre lo que sucedió a través de millones de años. 


También es totalmente cierto que una vez alcanzada cierta edad pude descubrir lo que dice la ciencia sobre el origen de la vida y la evolución de la especie. Es decir, finalmente tuve la opción de decidir si seguir creyendo en las historias de la Biblia o en lo que la ciencia ha probado. Lamentablemente, y para la mayoría de las personas, no importa lo que entiendan después de años de engaños, el daño ya está hecho. Nunca nadie podrá restablecer su mente y sentimientos a lo que nunca fue. De eso se trata el adoctrinamiento.


El problema de creer textualmente mitologías en lugar de ciencias es que, en el largo plazo, las mentes de esas personas van alejándose paulatinamente de la lógica y por ende de la capacidad y raciocinio necesario para enfrentar las complejidades reales de la vida. 


Una vez que la persona comienza a creer en milagros y seres sobrenaturales, solo hay un paso para entonces creer en teorías conspirativas de millonarios y científicos sentados en una mesa a media luz en un salón privado a puertas cerradas fumando habanos mientras discuten un plan para cómo apoderarse del mundo a través de la creación de un virus y la implantación de microchips a través de vacunas. 


Ese es el problema con los cuentos y adoctrinamientos que sirven de base para controlar la consciencia de las masas desde la niñez. Los adultos que no rechazan esas ideas viven una falsa realidad en dónde la lógica ha sido devaluada hasta alcanzar niveles de insuficiencia para poder enfrentar o analizar las complejidades de la existencia. Tan fuerte son esas influencias que pueden llegar a deshabilitar las capacidades cognitivas de los adoctrinados.


Esas son las personas que conforman las masas que continuamente siguen las noticias a través de medios de comunicación claramente identificados con una ideología específica. Son las personas que se creen lo que allí les dicen mujeres bonitas especialmente maquilladas, vestidas y entrenadas para repetir frases redactadas por los adoctrinadores profesionales.  Adicionalmente, esas masas de personas leen cosas en internet y lo publican en el chat de sus grupos de amigos sin el más mínimo decoro de revisar la veracidad de algo que a simple vista es falso ante los ojos de cualquier otra persona con capacidad cognitiva normal. 


La pregunta que todos debemos hacernos es, ¿por qué gente inteligente, preparada y con buenas intenciones somos presas fáciles de adoctrinamientos e ideologías de todo tipos y colores?


La respuesta la encontramos en las mismas ciencias del hombre: Ellas nos dicen que el hombre vive bajo un estado de profunda ansiedad por su existencia dualista. Un ser que por una lado está constituido con instintos animales y por el otro lado posee una mente prodigiosa capaz de crear símbolos para neutralizar los impulsos de sus instintos naturales. Esa paradoja o tensión de su existencia es el origen del estado ansioso del hombre.


Para el hombre primitivo la solución para aliviar su tensión existencial fue adorar a sus  antepasados muertos. Luego en la antigüedad el hombre evolucionó adorando a una deidad, y 10 siglos después a una religión y/o una ideología. En cierta forma ese tipo de solución simbólica representada en el mito dio sus frutos a lo largo de no menos de 20 siglos. 


A medida que el mundo progresa y las tecnologías avanzan, esas mitologías se hacen insostenibles para contener al hombre de sus angustias. Por eso el famoso diagnóstico de Nietzsche cuando al estudiar la historia de la humanidad y la realidad de su tiempo, post revolución industrial y en pleno apogeo del positivismo científico, la era dorada de finales del siglo XIX, dictaminó “Dios ha muerto”. 


Sin duda alguna que el motor del mal en los asuntos humanos proviene de la paradójica naturaleza del hombre: por un lado condenado en la carne por ella misma, así como también fuera de la carne en el mundo de los símbolos tratando de continuar en un vuelo celestial. Todo lo cual confirma al hombre como el animal más devastador que jamás haya asomado el cuello al cielo. Además de aspirar un estatus y un destino imposibles para un animal; el hombre quiere un mundo  que no sea un mundo sino un cielo, y el precio de este tipo de ambición fantástica es hacer del mundo, un cementerio en dónde lo que abunda es la maldad. 


La ansiedad seguirá presente mientras existan seres humanos y lo único que, igualmente continua a nuestro alcance para aliviarnos es nuestra capacidad simbólica. Es un hecho que en  estos tiempos del siglo XXI el hombre ha cambiado sus antiguas creencias religiosas por creencias de todo tipo. Pero el resultado ha sido más confusión, maldad y destrucción masiva. Seguimos matándonos unos a otros pero ahora lo hacemos con armas de gran destrucción.


Poner los pies sobre la tierra es reconocer quienes somos. Por eso el oráculo de Apolo en Delfos dice “gnothi seauton” y  Socrates añadió  “la vida no examinada no vale la pena vivirla”. A lo largo de más de 25 siglos, filósofos y librepensadores nos han insistido en lo mismo. Un sincero examen de conciencia debería ser suficiente para que recuperemos nuestra capacidad cognitiva y con ella nuestro mejor juicio y raciocinio para actuar de forma lógica y real.


Jdsosa (Q) (2022)